Hustle & Flow
Director: Craig Brewer.
Guión: Craig Brewer
Intérpretes: Terrence Howard, Anthony Anderson, Taryn Manning, Taraji P. Henson, DJ Qualls, Ludacris, Elisa Neal, Isaac Hayes.
Música: Scott Bomar.
Fotografía: Amy Vincent
EEUU. 2005. 102 minutos.
Parias
Datos. Hustle & Flow es la segunda película de Craig Brewer, también autor del guión original; entre sus productores se cuenta el nombre de John Singleton; por otro lado, es una producción de MTV Films. Datos relevantes para explicar la naturaleza híbrida que resulta del contenido en tono, secuenciacion narrativa, sentido narrativo e imágenes de la película. El filme tiene un caparazón de producto para el gran público (no teen, pero casi), una historia y superación pura y dura (siguiendo la estela sembrada por Rocky y recogida en este, digamos, subgénero musical por Eight Miles), pues nos narra los avatares de un tipo que vive y trabaja en las calles de una zona deprimida del norte de Memphis y cuyo sueño es grabar y alcanzar la gloria con piezas de rap. Bajo ese caparazón, y sin duda trascendiendo con mucho de la anécdota, debemos fijarnos en ese trabajo de Djay, el protagonista (por cierto, interpretado con raro carisma por Terrence Howard): es un camello y un chulo, que trafica con drogas blandas y convive con las tres prostitutas a las que protege (una de ellas embarazada, otra con un niño pequeño) a cambio de réditos (y mucho cariño, eso sí), formando una pequeña familia atípica y más bien infeliz, no por las dificultades intrínsecas de convivencia sino por el peso del entorno y la agobiante conciencia de ser unos parias (ello resumido en algunos soliloquios de Djay –el más proverbial, el que da inicio al metraje-, pero también en el perfil, menos amable de lo aparente, de las tres prostitutas).
Caminar
Con la ayuda de un antiguo amigo de la escuela –apodado Tecla (Key, en VO)- y un tercero, Shelby, que se encarga de samplear, convertirán una habitación de su casa en un estudio y empezarán a dar cauce a sus necesidades creativas en lo musical. Aunque Tecla no merezca tanta atención argumental, basta una corta secuencia para dibujar perfectamente su vis complementaria de Djay: al contrario que aquél, Tecla vive una vida familiar ortodoxa y un trabajo legítimo, pero se siente vacío cuando le toca escuchar el anecdotario de quejas de su esposa. Precisamente Tecla le suelta a Djay una de esas frases lapidarias que tanto les gustan a los usamericanos, y que describe bien las distorsiones a la convencionalidad del filme: le dice a Djay que la gente se divide entre los que caminan y los que hablan, que los que caminan a veces hablan, pero hablan poco, y los que hablan, al final esperan que sean los que caminan quienes les saquen las castañas del fuego.
Alegorías
Sin tratarse de una gran película, el visionado de Hustle & Flow es agradecido, principalmente por la tímida pero constante transgresión de lo que sería dable esperar del cliché, por construir moralinas con sustancias que, al menos en la corrección política, son más bien inmorales, y que acaban construyendo un mosaico humano que no reniega de los cansinos y reduccionistas estereotipos que el cine americano tiene de los negros pero los lleva a una dimensión más compleja, y cuyo envoltorio entrañable ostenta ciertas y valiosas cargas alegóricas. Fíjese por ejemplo que si Djay consigue que se radien sus maquetas (o antes, proveerse de un micro) es gracias a la prostitución de Nola (lo que sirve para apuntalar la noción familiar tan atípica de los personajes y a la vez para lanzar una invectiva a los usos mercantiles de la industria discográfica, al patentar cuáles son al final las razones por las que Djay suena en la radio y otros, no). Por otro lado, el twist climático, inesperado y feliz, que resuelve la suerte del encuentro entre Djay y el famoso Skinny Black a tiros, sirve para perfilar la narración en otros estereotipos, los que rodean a los artistas de hip-hop y su condición indomeñable y salvaje; no deja de tener un obtuso sentido ético que Djay logre trascender en la vida (cumplir sus sueños) cuando está entre rejas.