MAD DETECTIVE

 

Sun Taam

Director: Johnny To.

Guión: Johnny To, Ka-Fai Way y Kin-Ye Au.

Intérpretes: Ching Wan Lau, Andy On, Tung Lam Ka, Kelly Lin, Flora Chan, Eddy Ko, Lam Suet, Lau Jay.

Música: Xavier Jamaux.

Fotografía: Siu-Keung Cheng

Hong Kong. 2007. 88 minutos.

 

        La locura y la sabiduría

 

        Johnny To es un buen amigo del Festival de Cine de Sitges, que en 2005 le encumbró como mejor director por su excelsa Election. En esta edición de 2007 se ha presentado su última película hasta la fecha, Sun Taam (aquí traducida con su correlativo en inglés, Mad Detective), vigoroso thriller también coescrito por el realizador hongkonés y que parte de una premisa que bien podría (aunque no se pretenda en ningún momento) trasladar sus improntas a las convenciones de otro género, el de terror psicológico: un ex-policía enajenado tiene visiones paranoicas que le sirven para resolver casos de asesinato. Premisa sencilla, hasta gruesa en su planteamiento, pero que To encauza con la genialidad de un maestro que domina a la perfección los resortes cinematográficos y sabe ponerlos al servicio de una historia que se revela riquísima en sugerencias y sutiles reflexiones (que en ocasiones alcanzan hasta lo metacinematográfico) sobre temas que relacionan la pericia y el dolor, o la locura con la sabiduría.

 

       

El instinto y la razón

 

        Tras un prólogo desopilante y sangriento, el filme empieza a desgranar la investigación criminal de la desaparición de un policía acaecida años atrás. El inspector asignado al caso decide ponerse en contacto con el mad detective del título, el policía retirado, a quien admira porque, allende sus obtusos, a menudo delirantes, métodos, conoce de su efectividad. A partir de ahí la trama e imágenes desdoblan el argumento: por un lado, la visión subjetiva del excéntrico inspector (donde se abona el terreno de esa paranoia, confundiendo en idéntica secuencia las percepciones del detective con la realidad, convirtiendo esa confusión en imágenes en un aparatoso vehículo de estimulación al espectador), y por otro, la relación entre el loco y su pupilo –y por extensión, el resto de personajes-, las equidistancias entre el respeto y el recelo, y la continua tensión que se genera entre, en definitiva, el instinto y la razón (por la que, por supuesto, To toma partido por lo primero, explorando así en términos de heroísmo la tan extraña, a menudo patética, idiosincrasia del protagonista).

 

       

 El ritmo y la atmósfera

 

        Viendo Mad Detective uno se apercibe del largo bagaje de Johnnie To como productor, guionista y realizador de cintas de acción en el contexto geográfico hongkonés. Porque sólo un perito en tales lides puede permitirse jugar a placer como hace To con las convenciones del género y ofrecer ese alarde de precisión expositiva, o esa apariencia tan sencilla en la elucubración de un complejo discurso, todo ello respetando la regla esencial del ritmo y la atmósfera, pilares fundamentales del thriller que denominamos “oriental”. Una vez más, la traza estilística opera bajo términos de funcionalidad, pero opera milagros estéticos en las súbitas, tan bien mesuradas, irrupciones de violencia, y hasta se atreve con el refinamiento más sugestivo en su pasaje climático final, un festín visual disfrazado de homenaje wellesiano cuya belleza revela definitivamente el talento de su creador.

http://www.imdb.com/title/tt0969269/

http://www.maddetective.com/

Todas las imágenes pertenecen a sus autores.

ELECTION

 

Hak se wui.

Director: Johnny To.

Guión: Tin-Shing Yip y Nai-Hoy Yau.

Intérpretes: Simon Yam y Tony Leung Ka Fai, Louis Koo, Nick Cheung, Ka Tung Lam, Siu-Fai Cheung, Suet Lam.

Música: Lo Tayu.

Fotografía: Siu-Keung Cheng

Hong-Kong. 2005. 100 minutos.

 

Gato viejo

 

La película que nos ocupa supuso la consagración internacional del hongkonés Johnny To, tras ser presentada en Cannes y obtener el galardón al Mejor Director en la edición de 2005 en el Festival de Sitges. Consagración, empero, que sólo merece calificarse de tardía, habida cuenta del bagaje previo de más de veinte años (y treinta películas) realizadas en su Hong Kong natal. Asimismo, a To le conocen en Norteamérica como “el Jerry Bruckheimer oriental”, dudoso prestigio (en términos comparativos) por otro largo cúmulo de filmes de cuya producción se responsabilizó, mayoritariamente afiliados al género de la acción, por el que el propio director reconoce particular devoción.

 

Proceso democrático

 

No conozco la obra previa del realizador de Breaking News, pero puedo decir que al visionar una película como Election uno se apercibe, entre otras muchas cosas, de que la experiencia es un grado predicable del director y productor de la película, de su modo de disponer y desplegar las piezas en el tablero cinematográfico. Partiendo de un guión que equilibra lo dramático con lo descriptivo con los aderezos espectaculares, y que en su dosificación de esos elementos resulta milimétrico, Election propone una dramatización del proceso democrático de elección del capo de una de las diversas Tríadas que operan en Hong-Kong, accidentado sufragio que provoca la guerra, más bien sucia, entre los dos contendientes, Lok y Big D (perfectamente incorporados por Simon Yam y Tony Leung Ka Fai).

 

Noir hongkonés

 

Definir la película según los parámetros del género de la acción supondría una injusta reducción de los diversos y ricos planos narrativos que la película transita, del que no es el menos importante un esforzado afán por la transcripción realista del modus vivendi y operandi de las tríadas, de sus formas de establecimiento económico (extractado con habilidad y sencillez: refiriéndose al establecimiento territorial, físico: el cuidado con que la cámara describe el trajín diario de los diversos mercadillos de alimentación, o la expedita referencia a la trata de blancas, o esos planos de la noche y las infinitas luces de neón, en una secuencia particular observada por el ojo de To desde el punto de vista de los próceres de ese negocio, Lok y Big D, desde la cumbre, la azotea de un edificio), esfuerzo descriptivo que culmina con la plasmación en imágenes, de naturaleza hasta folclórica, de los ritos de investidura del líder escogido (y que en su culminación nos trae recuerdos de la mirada que Coppola canonizó de la liturgia mafiosa). Election contiene en su esencia una vis attractiva, una endiablada mezcolanza entre lo dramático, la acción física y los ecos del noir (diría que más cercanos al polar francés que a las enseñas ya míticas del clásico americano). No son pocas las secuencias memorables de esta Election, pero lo que convierte esta película en una obra mayúscula no es el despacho de esas secuencias cerradas, antes bien su engarce en un cuerpo narrativo tan atractivo, denso y resoluto.

 

 

Estilización

 

Parece ser que To era hijo de un proyeccionista, y que se pasó media infancia viendo películas en el cine en el que trabajaba su padre. Quizá de aquel bagaje sentimental extrajo el realizador su curtido sentido de la narración: constante los casi cien minutos de hipnótico metraje del filme, Johnnie To demuestra principalmente que es un storyteller consumado, que domina el ritmo de la película del primer al último instante, mérito especialmente remarcable teniendo en cuenta el enmarañado andamiaje de argumentos y personajes que la película visita, por entre el que To se mueve con destreza prodigiosa. Sin explotar especialmente el gusto por el alarde formal o el efectismo, el director más bien disfraza su caligrafía de funcional, pero logra una magnífica estilización de las imágenes, sabiendo situar la cámara en el lugar preciso para arrancarle ora concisión ora intensidad ora sutileza humorística. La violencia aparece en pasajes aislados, y es en aquellos instantes (sea violencia latente, como las brillantes secuencias que transcurren en la cárcel, o desatada, como el largo pursuit del cetro, o el brutal clímax final) donde el realizador da rienda suelta a su gusto por la planificación, por el detalle –nunca grueso-, por el juego con el montaje.

http://www.imdb.com/title/tt0434008/

http://www.cinemastrikesback.com/?p=844

Todas las imágenes pertenecen a sus autores.

ELECTION 2

 

Hak se wui yi wo wai kwai.

Director: Johnnie To.

Guión: Yau Nai Hoy y Yip Tin Shing

Intérpretes: Louis Koo, Simon Yam, Nick Cheung, Ka Tung Lam, Suet Lam, Andy On, Mark Chen.

Música: Robert Ellis-Geiger.

Fotografía: Siu-keung Cheng

Hong-Kong. 2006. 89 minutos.

 

Secuela de lujo

 

La secuela del que probablemente sea el título más laureado de Johnnie To es una cinta que retoma la narración de Election donde debe, esto es dos años después de la elección de Lok (Simon Yam) y en vísperas de una nueva elección. No caeré en la complacencia de comparar la operación cinematográfica de To con la emprendida por Coppola en The Godfather, Part II, pero sí que hay que anotar, en primer lugar, que el filme conserva tramas planteadas en su predecesora, que no pierde la identidad de muchos de sus personajes principales, que sigue esquemas narrativos plenamente identificables, y, ello no obstante, sabe marcar severas distancias temáticas con la historia que le precede a pesar de volver a concentrar sus esfuerzos en los mecanismos democráticos que atañen a una organización criminal, una de las tríadas hongkonesas. En ese sentido –que pasaré a desgranar en el último párrafo-, es envidiable la habilidad del cineasta (y aportación inestimable de los guionistas) para volver a articular la proverbial economía narrativa que ya estaba presente en Election, alambicando a la perfección una historia que, aunque más unívoca que la que se desplegaba en esa magna presentación que era su predecesora, es capaz de cohesionar en su seno nuevos espacios narrativos y derroteros bien diferenciados para sus personajes secundarios.

 

Trascender lo cartesiano

 

El gusto por la estilización del realizador de Full Time Killer vuelve a quedar patente en la cuidada planificación de las escenas, en la utilización atmosférica de la música (recuperando el feliz leit-motiv acústico del primer título) y en el lustre lumínico (las pátinas monocromáticas que caracterizan los interiores, por ejemplo, son una marcada impronta de estilo). Pero To no es un realizador manierista, ni aboga por el adorno formal: esa estilización siempre está al servicio de la concisión expositiva, la cámara obedece al plano-contraplano en los diálogos, escuetos y reveladores, la violencia es explosiva, incluso lo pequeños aderezos humorísticos son lacónicos. Aunque probablemente lo más fascinante del territorio To es la capacidad de sugerencia que emerge, inopinadamente, de lo aparentemente cartesiano. Al respecto podemos citar: uno, en el plano argumental, el tratamiento del personaje de Jet (cómo descubre que su lealtad está sirviendo a la nada: de su conversación con Lok en su pequeño apartamento al incidente que le lleva a afianzar su muda complicidad con Jimmy –dos personajes que no se tienen simpatía, y aún así están condenados a entenderse-); dos, en plano de la estructura argumental, la subtrama del hijo menor de Lok, dispensada con tres cortas secuencias que sirven para integrarla, con suma maestría, en el curso trágico de los acontecimientos –ojo a la secuencia climática, sin mácula formal y poseedora de una arrebatadora carga lírica-; y, tres, en el plano tonal, aquella discusión entre Lok y Kun (Ka Tung Lam) –otro de los aspirantes a capo- a la orilla de un río: recogiendo la herencia escénica del desenlace de la primera película, To alude al antagonismo entre ambos personajes, que dota a la secuencia de elementos inquietantes, ello enfatizado en el instante en el que Kun se levanta y se escuchan unas voces, que pertenecen a una familia que, como ellos, va a pescar; la secuencia, quebrada, anticlimática, se resuelve en plano general, donde los dos enemigos se dan la mano sellando su alianza contra el tercero en discordia, tal como si ambos estuvieran de acuerdo que, una vez solucionado ese problema, ya tendrán tiempo de volver a enfrentarse).    

 

Levantamiento del velo

 

En una entrevista al realizador que puede verse en los extras del devedé publicado en España To explica que esta segunda parte no cierra la historia, sino que simplemente “muestra el camino por el que debe seguir”. Alude a la intervención decisiva de un alto funcionario del gobierno chino, que se convierte en el catalizador de los actos del protagonista del filme, Jimmy Lee (Louis Koo Tin-Lok), y por extensión del desarrollo de los acontecimientos narrados. Si uno de los temas fundamentales de Election era la tensión entre la hierática tradición y la visión pragmática y mercantilista de los tiempos modernos (personificados en Big D), la cuestión se reproduce en la presente película para alcanzar una tesis: en la rituaria Election quedó claro el peso de esa tradición simbolizada en el pequeño cetro que ostenta el capo (cuya posesión perfecciona, por así decirlo, el resultado democrático) y en la figura de uno de los antiguos próceres de la organización, el tío Teng (Wong Tin-Lam), fiel guardián de los inmovilistas mecanismos consuetudinarios que rigen la organización: en el desenlace de esta segunda parte, Teng es asesinado, y en una de las secuencias culminantes de la película Jimmy guarda el cetro en la mano del cadáver en su féretro: amén de brillante, la definición no puede ser más gráfica. Precisamente el tan accidentado cetro, al serle entregado a Jimmy Lee por el burócrata chino, ocasiona el levantamiento del velo (pues ha sido localizado en una aldea perdida en territorio cantonés y recuperado en extrañas circunstancias: tan lejos llegan los contactos de la policía china, tan absoluto es su control de los movimientos de la tríada) y le revela a Jimmy la imposibilidad de modificar el estado de las cosas: aunque sea de un modo involuntario –pues Jimmy sólo es un próspero hombre de negocios, y en interés de esos negocios es manipulado por el funcionario chino-, el nuevo capo sacrifica la tradición y los mecanismos democráticos: su poder es llamado a consolidarse en su piel y en la de sus vástagos, sólo en esas condiciones el gobierno de China le dejará desarrollar sus negocios, aunque éstos sean sucios. El gigante, que estaba dormido, despierta: China somete a Hong-Kong, sus tentáculos alcanzan a controlar el hampa, y hasta a “civilizarla”. Ese es “el camino” al que To se refería. Esa es la mirada que en definitiva sustenta la narración de Election 2, donde la vis sociológica se expande a los considerando políticos y macroeconómicos.

http://www.imdb.com/title/tt0491244/

http://www.variety.com/index.asp?layout=features2006&content=jump&jump=review&dept=cannes&nav=RCannes&articleid=VE1117930153

Todas las imágenes pertenecen a sus autores.