Das Kabinett des Doktor Caligari
Director: Robert Wiene.
Guión: Hans Janowitz y Carl Mayer
Intérpretes: Werner Krauss, Conrad Veidt, Friedrich Feher, Lily Dagover, Hans Heinrich von Twardowski.
Música: Alfredo Antonini
Fotografía: Willy Hameister
Escenografía: Walter Rörig, Walter Reimann y Hermann Warm
Alemania. 1919. 60 minutos.
De lo imborrable
Rodada en 1919-20 en Alemania (una de las primeras películas de los Estudios UFA), inicialmente ofrecida por su productor, Erich Pommer, a Fritz Lang, y finalmente realizada por Robert Wiene, Das Kabinett des Doktor Caligari se recuerda principalmente por ser la primera obra del cine expresionista alemán. Podríamos, empero, ser más contundentes en la definición, y equiparar su trascendencia a, por ejemplo, las de el Viaje a la Luna de George Mélies o 2001: a Space Odissey de Stanley Kubrick. Las tres (y no muchas más, al menos de forma tan categórica), películas que en su día delimitaron a las claras normas propias de expresión, que inventaron, y cuya impronta en el cine fantástico es por ello imborrable. No es de extrañar que algunas fotos del filme se hallen expuestas en el Museo de Arte Moderno Neoyorquino (MOMA), no tanto por su afiliación a la tendencia artística concreta cuanto por su formidable trascendencia. Hablamos la película que sintetizó para el arte en ciernes, el Cine, los vanguardismos expresionistas de la pintura, la escultura y el teatro, abriendo las puertas a posteriores obras maestras de autores tan extraordinarios como Murnau, Pabst o el propio Lang.
Expresionista
Le robo a David J. Skal una pertinente definición del expresionismo aplicado al cine y al teatro –medio del que, por cierto, provenía Wiene-: “se trata de forzar la perspectiva convencional hacia configuraciones emocionalmente cargadas”. En efecto, lo que Wiene –apoyado por un elenco técnico en estado de gracia en el que podemos destacar a los responsables de la escenografía, Walter Rörig, Walter Reimann y Hermann Warm, todos ellos miembros del grupo Strum- lleva a cabo en Das Kabinett des Doktor Caligari es nada menos que una transgresión, absoluta quiebra con las convenciones del lenguaje cinematográfico. No se trata sólo de narrar un relato misterioso y lleno de sugerencias sino de adaptar ese misterio y esas sugerencias al propio lenguaje que sostiene el relato. A lo largo de la completa hora de metraje no ha lugar a un encuadre convencional: primeros y alucinados planos de actores maquillados de forma extravagante conviven con una imaginería escénica no menos alucinada, conformada por unos decorados buscadamente irreales, de geometría deformada, a menudo enroscada, a veces obtusa, sin duda armoniosa con un sentido no menos exacerbado de lo lumínico, atravesado de inopinables claroscuros y recurrentes sombras dentadas (algunas de ellas pintadas), todo ello conformando un universo fantasmagórico y de todo punto amenazante (o, correspondiendo a la propia sustancia narrativa: la ilustración de una mente enajenada, la descripción de la maldad).
En la mente enajenada
El argumento del filme recoge uno de los tópoi y enseñas culturales del siglo XIX, cual es recurrir al circo o al carnaval –en este caso, una feria ambulante- como cuna de horrores, como lugar intermedio entre lo cotidiano y lo espeluznante (recordemos al respecto una obra también decisiva de Tod Browning, Freaks, o saltemos en el tiempo hasta la bella referencia de David Lynch –un director ciertamente expresionista- en The Elephant Man). Nos ubicamos en la ciudad de Holstenwall, situada al norte de Alemania, a la que llega una feria ambulante; entre sus atracciones se halla la del Dr. Caligari (Werner Krauss), un conocido ilusionista quien tiene a su disposición a Cesare (Conrad Veidt), un chico que lleva veinticinco años bajo estado de hipnosis y tiene según su amo la increíble habilidad de predecir el futuro. Dos amigos, Francis y Alan, acuden a ver al sonambulista, y Cesare lee el porvenir de Alan, diciéndole que no llegará al próximo amanecer. Cuando la negra profecía se cumple, y Alan muere asesinado en su cama, Francis empieza a sospechar del Dr. Caligari y su eterno y misterioso acompañante… El relato, según la concepción original de sus guionistas Hans Janowitz y Carl Mayer, se erigía en una clara parábola política, pues hablaba de la instrumentalización del pueblo (el sonámbulo) por parte de los mandatarios fanáticos (el sonambulista) que dio de resultas las cruentas matanzas de la (Primera) Guerra (Mundial). El productor del filme, empero, obligó a suavizar esa parábola introduciendo un prólogo y un epílogo que convierten el relato en un sueño paranoico. Ello y a pesar de la imposición industrial sobre el libre cauce creativo, soy de la opinión que la parábola permanece con toda su consistencia y contundencia en el largo pasaje central, y, por lo demás, aprecio que el recurso del flashback es una seña de modernidad añadida a tan vanguardista artefacto artístico, así como que el hecho de que ese flashback sea subjetivo -y de una mente perturbada- añade más sentido a los conceptos visuales manejados y nos introduce, de forma más fascinada si cabe, en el conmovedor y escalofriante universo orquestrado por Wiene y su equipo técnico. Huelga decir que cualquier aficionado al Cine debería visionar tan singular, sobresaliente e influyente pieza fantástica, pero sí que puede resultar útil añadir que Das Kabinett des Doktor Caligari es una obra que puede encontrarse y verse gratuitamente por internet, con lo cual ya no queda razón ni excusa alguna para perdérsela.
http://www.imdb.com/title/tt0010323/
http://www.brokenprojector.com/wordpress/?p=9
http://www.aellea.com/script/qCALIGARI.htm
http://www.film.u-net.com/Movies/Reviews/Cabinet_Caligari.html
http://www.geocities.com/Hollywood/Set/9078/cindex.htm
La película: http://www.archive.org/details.php?identifier=DasKabinettdesDoktorCaligariTheCabinetofDrCaligari
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