YAKUZA

Yakuza

Director: Sydney Pollack.

Guión: Paul Schrader y Robert Towne, basado en una historia de Leonard Schrader.

Intérpretes: Robert Mitchum, Ken Takakura, Brian Keith, Keijo Kishi, Richard Jordan.

Música: Dave Grusin.

Fotografía: Duke Callahan, Kozo Okazaki.

EEUU. 1974. 109 minutos.

 

Leonard y Paul

A Paul Schrader le conoce bien casi todo quisque mínimamente interesado en esto del cine, no tanto merced de su inmenso talento -que eso a veces va reñido por la fama-, como por la colaboración con un tándem tan mítico como el que conformaron Scorsese y De Niro a finales de los setenta y principios de los ochenta. Lo que sólo está al alcance de conaisseurs es el hecho de que antes que él había sido su hermano mayor, Leonard, quien hizo sus pinitos en el cine. Sin embargo, Leonard, que era un entusiasta de las culturas orientales, acabó mudándose a Japón donde se dedicó a la enseñanza. Datos que no resultan en absoluto superfluos para comprender el talante de una película como ésta que nos ocupa: aunque Paul Schrader sea el autor del libreto –tan férreo como los mejores de los suyos-, es Leonard quien concibió la historia que esta Yakuza nos narra. A Paul le ayuda, por cierto, otro guionista de altura y habilidad cartesiana: Robert Towne (Chinatown).

 

El amigo americano

Schrader y Towne manejan la historia a dos niveles, el primero de los cuales narra una historia de traiciones y ajustes de cuentas en el seno de turbulentos negocios entre un mafioso japonés y un amigo americano del protagonista que encarna Robert Mitchum (narración en la tradición clásica del cine negro, por lo demás despachada por guionistas y realizador con una magnífica capacidad de concisión expositiva), y el segundo nivel, perfectamente hilvanado sobre el primero, se detiene en las relaciones atormentadas, imposibles, entre Mitchum y un yakuza retirado, a la sazón hermano de la mujer a la que una vez, durante la guerra, acogió, y con la que por aquel motivo el hermano tiene contraída una deuda de honor y fidelidad. Así el filme nos transporta en este deambular de Mitchum entre dos aguas, viaje que supone un retorno forzado a un pasado de heridas que jamás sanaron, y que, tras los diversos acontecimientos que la cinta va desgranando, alcanzarán su catarsis. Y este viaje –ahí está la tesis de Leonard Schrader- acaba resolviéndose a favor de los códigos de conducta de la traditio nipona (que el propio filme de buen principio nos informa que es un código similar al ancestral bushido chino), por cuyas categóricas normas sobre el honor el filme muestra una soterrada pero muy plausible (desde la emoción) admiración (en ese sentido, y sin eludir otras cuestiones muy complejas, no es de extrañar que Paul Schrader dirigiera unas obras más tarde una muy particular biografía de Yukio Mishima, Mishima, que es probablemente su mejor película).

 

Equilibrio

Y el resultado no es sólo una de las más sugerentes, vitales y concienzudas aproximaciones del cine americano al mundo de las mafias japonesas, sino también una de las mejores películas del malogrado Sydney Pollack. Y de paso, una superlativa historia sobre la amistad. Porque en efecto Yakuza se erige -sobre los ropajes del thriller- como una historia de amistad diríase que a la par bellísima y trágica, un retrato intimista sobre el choque entre dos modos casi antagónicos de entender la existencia, que, de un modo casi intuitivo, acaban convergiendo de una forma lírica, dolorosa. Y si el filme es brillante no es sólo merced del poderoso argumento, sino también de la atinada puesta en escena de Pollack, quien sabe dotar a las imágenes en todo momento de ese tono lánguido impregnado de las pulsiones de los personajes, que sabe planificar con pericia las secuencias de acción –pocas, pero muy intensas-, y que encuentra un perfecto equilibrio rítmico en el seno de una narración compleja.

http://www.imdb.com/title/tt0073918/

http://www.elseptimoarte.net/foro/index.php?topic=8201.0

http://en.wikipedia.org/wiki/The_Yakuza

http://www.billeteunicodigital.com/2007/07/para-ver-yakuza-de-sidney-pollack.html

http://www.filmcritic.com/misc/emporium.nsf/reviews/The-Yakuza

http://elprincipio.blogspot.com/2005/06/retro-yakuza-de-sidney-pollack-la.html

Todas las imágenes pertenecen a sus autores

LOS TRES DIAS DEL CONDOR

 

Three Days of the Condor

Director: Sydney Pollack.

Guión: Lorenzo Semple jr y David Rayfel,

basado en la novela de James Grady.

Intérpretes: Robert Redford, Faye Dunaway, Cliff Robertson, Max Von Sydow, John Houseman.

Música: Dave Grusin.

Fotografía: Owen Roizman

EEUU. 1975. 108 minutos.

 

Pollack en tiempos revueltos

 

Nos encontramos ante una de las películas que el malogrado director/actor Sydney Pollack dirigiera en los setenta, en la época más prolífica del realizador (amén de la que aquí nos ocupa y otras, filmó las que probablemente sean sus dos mejores películas, Yakuza y Jeremiah Johnson). Estrechando su colaboración con el actor Robert Redford, protagonista casi absoluto de esta pursuit story, el realizador dejó patente en la película su condición de liberal izquierdista, pues Three days of the Condor incide básicamente en la denuncia de los excesos de la CIA, mediante una narración bajo cuya hipérbole (con severas similitudes con las tramas que en este nuevo milenio nos han narrado los avatares de Jason Bourne) anida un bastante lúcido discurso en defensa de las libertades civiles y los derechos individuales.

 

 

         Forma y fondo

 

         El filme es una adaptación de la novela casi homónima (en lugar de “three”, allí eran “six days of the Condor”) de James Grady, y narra el periplo vivido por Turner, un investigador de literatura que trabaja en una oficina de la CIA y que de súbito descubre que todos sus compañeros han sido asesinados y que él mismo se encuentra en el ojo del huracán, convirtiéndose en fugitivo tratando de salvar su pellejo y al mismo tiempo de descubrir los agentes y razones que se esconden tras esa hostilidad. El tono liviano del prólogo del filme nada preludia lo que está por venir, y el perfil risueño del personaje encarnado por Redford sirve para enfatizar el contraste, la lucha desigual que está por llegar, entre el individuo desnudo y el sistema como monstruo casi demiúrgico… Pollack, en su obra, esgrime el heroísmo como receta posible, no probable (el último diálogo del filme y el plano congelado que lo cierra: Turner ha informado a los periódicos de los trapos sucios de la CIA, y el agente con el que contacta le pregunta descreído si está convencido de qué los periódicos publicarán esa noticia); de principio, imaginamos que el protagonista del filme saldrá con vida del inclemente itinerario, pero veremos que no saldrá indemne; hay un esquinado dibujo de la laberíntica burocracia de la Agencia, que por algún motivo guarda concomitancias con la mecanicidad de los actos y palabras del asesino a sueldo con el que Turner tendrá que carearse en más de una ocasión… La quiebra de las convenciones en aras a la sugestión del espectador es una de las características del cine norteamericano (y del cine policiaco, en particular) de los setenta, como también lo es el gusto por lo sórdido y la violencia, y también, en relación más íntima con lo anterior de lo que pueda parecer, la mirada abiertamente crítica con los excesos de la política (para ponernos en situación: estamos en tiempos de crisis económica, coincidiendo con la retirada de las tropas de Vietnam y el escándalo Watergate). Muchos realizadores dejaron esa clase valiosa de impronta cinematográfica, de raro equilibrio entre estilo y contenido, tipos como Alan J. Pakula –The Parallax View, Klute, All the President’s men-, Arthur Penn –Night moves, The Chase-, Sidney Lumet – Serpico, Dog Day Afternoon, Prince of the City-, o el propio Coppola –The Conversation-, tipos como Don Siegel, Richard Fleischer, John Frankenheimer, Stuart Rosenberg o hasta Sam Peckinpah. Esta Three days of the Condor le abre a Pollack las puertas de tan ilustre terna.

 

 

         Intensidades

 

Magníficamente ambientada, cuidada en su más bien complejo engranaje argumental, y contando con interpretaciones de altura –sobretodo la de Max Von Sydow-, la verdad es que Three days of the Condor es una de las películas de Pollack donde el realizador alcanza una mayor intensidad en el desarrollo visual de la historia y en la gestión de los mecanismos del suspense,  rubricando diversas escenas especialmente logradas. Especialmente reivindicable para espectadores de nueva hornada que disfrutaron con una de las últimas películas de Pollack, The Interpreter, no sólo porque en cierta medida la película de 2006 puede ser vista como una revisitación de diversas señas de identidad de la presente, sino también porque la química que Pollack extrae de los encuentros entre Redford y Faye Dunaway alcanza cotas de intensidad sensual y dramática parejas a las que extrajo en la citada y posterior The Interpreter de Sean Penn y Nicole Kidman.

http://www.imdb.com/title/tt0073802/

http://www.awesomefilm.com/script/ThreeDaysoftheCondor.pdf

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