WHISKY

  

 

 Whisky   

Director: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.

Guión: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.

Intérpretes: Andrés Pazos, Mirilla Pascual y Jorge Bolaní, Ana Katz, Daniel Hendler.

Música: Pequeña Orquesta Reincidentes.

Fotografía: Bárbara Álvarez

Uruguay. 2004. 107 minutos.

 

       Tras el cliché

 

       Saltándonos el copazo que Jacobo se toma en su noche de peculiar éxtasis, las dos únicas apariciones del “whisky” del título se refieren a la palabra que los fotógrafos obligan a decir a los fotografiados para que su rostro, impertérrito, encienda una sonrisa. Hermoso título, hermosa definición, llena de sentido y de lírica, de esta obra en la que las emociones viven amordazadas por la costumbre, por complejos (casi) insuperables, por miedos y frustraciones, y tienen ese modo impostado, forzado, de emerger a la superficie. Sólo para recordarnos la tristeza que anida tras ese whisky del cliché.

 

 

        Tres son multitud

       Este filme uruguayo dirigido a cuatro manos por Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll nos cuenta la historia de tres personajes cruzados por su suerte, su emoción y su carácter: Jacobo Köller es el dueño de una modesta fábrica de medias y eso parece ser lo único en su vida monótona. Marta es su empleada de confianza. La relación entre ellos nunca excede lo laboral y está marcada por el silencio y la rutina. Esta atonía se ve súbitamente trastornada por la inesperada visita del hermano de Jacobo, Herman, residente en Brasil, con quien no parece tener contacto desde hace años. Jacobo solicita ayuda a Marta para sobrellevar la situación.

       

 

       Bella traición

        Stoll y Revella son un magnífico ejemplo de que, allende la evidencia de que se pueden hacer muy buenas películas con cuatro cuartos, existe la posibilidad de convertir la carencia (económica) en virtud (cinematográfica) si dispones de talento, imaginación y pericia técnica en el uso de los recursos narrativos del cine. Whisky se erige como un retrato de tres soledades, y también como una historia de personajes cuyo laconismo encierra sentimientos de inconmensurable calado. También es una bella historia de traición, aunque eso lo dejo en manos de los sentimientos que a cada uno le despierte el visionado del filme. Para llevar a cabo su empeño, Stoll y Revella optan por convertir el filme en una pieza de cámara, sostenida primero en la repetición de imágenes como coda a la descripción de la monotonía (y de la melancolía soterrada de los personajes), y espoleada después por el recurso constante a planos largos que se utilizan para dejar “solos” a los personajes en el encuadre (apréciese la amplitud tétrica de los vestíbulos del hotel, o la brillante resolución visual de la escena del casino, donde la cámara sólo nos muestra las fichas y los primeros planos de Jacobo, renunciando a mostrar nada más, para ahorrarse problemas de planificación de secuencia, pero al mismo tiempo para forzar nuestra concentración y reflexión en/sobre el personaje).

  

  Esencia

 El filme se sostiene a partir de un meditado y muy brillante despacho del montaje. La cámara se acerca a pequeños detalles visuales, y se sirve de un calculado encadenado de planos muy cortos, a menudo de detalle, que imprimen a la perfección todos los encuentros y desencuentros emocionales que el filme pone en la picota. También hay que convenir que las interpretaciones del trío protagonista (Andrés Pazos, Mirilla Pascual y Jorge Bolaní) coadyuvan en buena medida a la cadencia y el tono de la película, cuya mayor virtud puede resumirse en la última secuencia: Jacobo, el personaje antipático, repite la secuencia diaria: toma su café, se dirige a la fábrica, la abre, enciende la luz y las máquinas, y se pone a trabajar. Nada sería distinto si no fuera porque en esta ocasión, el plano de la entrada de la fábrica muestra un hueco donde tendría que estar Marta. Jacobo ha abierto las puertas a Marta, la deja escapar, volar –quien sabe si a Brasil, quien sabe a encontrarse con quién- de la doliente armonía del  silencio. Es un acto de amor. Revelado en el acto, no en la actitud. Es un momento cargado de emoción. Sin música, sin palabras. Emoción en la esencia de la narración cinematográfica.

 

http://www.imdb.com/title/tt0331370/

http://www.cineismo.com/criticas/whisky.htm

 Todas las imágenes pertenecen a sus autores.